domingo, 20 de junio de 2010

Arguedas en España

Cuando gracias a una beca proporcionada por la Unesco José María Arguedas logrará viajar a España y eligiera Bermillo como la Muga para su trabajo de exploración hacia lo recóndito de aquella pregunta que quizás incesante acrecentara su interés: ¿Cuan parecidos somos con las comunidades de España? Y ¿Qué es lo que aun podemos notar de esas comunidades en las nuestras?, llegamos a una incertidumbre que circulará desde un Arguedas meticuloso, adentrado entre un sentido antropológico y una sobriedad hasta una majestuosidad literaria infinita.

Recuerdo que mi primer acercamiento con Arguedas se diera al leer Yawar Fiesta y me molestará tremendamente la cantidad de palabras en quechua a veces rompían para mí el hilo general del historia. Tenía una rara visualización de lo que en general suele suponerse a José María; como guastaba que lo llamaran en España. Me parecía, y por continuas investigaciones, que su indigenismo era receloso, que partía de un centro demarcado llamado relativismo cultural .Que ella no englobaba el sentir de una cultura en movimiento y que era como vernos en un centro de cuidado de nativos e indios. No todos somos andinos me repetía y con ello mi extrañeza por tan escrito que se hacia notar como reivindicacioncita y como general muestra de liberta y defensa por nuestra cultura. Recuerdo también que al leerlo posteriormente en los Ríos Profundos aprendí a notar que su lectura fuera participativa, lenta y dulce…seguramente por que ya había iniciado mis estudios de antropología. Pero luego de un viaje a Lima y junto a “El castor” pudiéramos comprar un libro que pasaba de elevado para mi ínfimo bolsillo, compraría uno en el que se decía tesis doctoral. “Las comunidades de Perú y España” me parecía extraño, aquella que leyéndola lentamente y con pausado clamor y con desmedido interés me mostrar pasajes y relaciones interesantes como que en Bermillo utilizarán también unas maquinas o telares similares a Huahuas, un distrito muy cercano a Huancayo donde yo vivía. Que la palpa, aquello que mis paisanos se sintieran tan orgullos por demostrar que somos distintos con otros pueblo del Perú en cuanto a generosidad, tenía un parecido gigantesco con la ceremonia de matrimonio visto por allá

A parte de esa franqueza en al cual el gran José María acrecienta en su visión y sus sentimientos…recuerdo una parte donde comenta: Me resisto a no comentarlo. Nunca me hubiera imaginado que un antropólogo pueda situar un sentimiento como la resistencia a no expresarlo, a sentirse franco y explotar en sinceridad un fenómeno que lo cautivaría. Pocos como en los Tristes Trópicos de CL-S han logrado ver a la antropología como un hipercosmos donde en arte de narrar se desborda y uno toma un fragmento de ciencia social y logra persuadirte a escribir de la misma manera.

Nunca me arrepentiría de haberlo adquirido y encuentro gustoso conservarlo y poderlo utilizarlo en clases. Un libro recomendable y que de seguro persuade a leerlo en muchos más trabajos de su autoría…

1 comentario:

  1. aun recuerdo la cara de "enamorado" que pusiste al encontrar el libro, que bueno que haya valido la pena, Feliz dia del quechua ( aunque fue ayer), por Arguedas y todo lo que hizo. RomA.

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